martes, 17 de febrero de 2015

Hagamos Justicia en el mes del amor

El sábado 14 de febrero, tuvimos de invitados en el estudio a una pareja muy singular, Paty Garza y Marcos Garnier, quienes nos comentaron su experiencia por el continente asiático y cuál es la percepción de México desde allá. 

¿Sabían que México es un país muy querido en Asia, pero también temido por la violencia?

¿Extraño?

Además, ¿sabían que en Singapur es motivo de sanción legal traer goma de mascar?

!Temas muy interesantes en cada emisión!

Gracias por sintonizarnos en punto de las 5 de la tarde cada sábado  por la 1470 de AM. 

La única manera de hacer un genial trabajo, es amar lo que haces. 













Con Paty Garza y Marcos Garnier









miércoles, 31 de diciembre de 2014

Finaliza un año en Hagamos Justicia

Terminar el 2014 con una actitud positiva, significa apreciar y valorar todas las experiencias que este año nos ha ofrecido.


La actitud de agradecimiento y reconocimiento hacia todo lo bueno que nos ha aportado, nos ayudará a generar pensamientos y sentimientos constructivos para el futuro. 

Mejorar y refinar la calidad de nuestros pensamientos y sentimientos nos dará la capacidad para terminar y afrontar cualquier adversidad. 

Finalizar el año simboliza cerrar un círculo, es una forma de identificar con gran claridad qué es lo que se quiere dejar atrás. 

Les queremos agradecer a toda la audiencia por sintonizarnos cada sábado en punto de las 5 de la tarde por la 1470 de AM. A nombre del equipo de Hagamos Justicia, Radio Fórmula, les queremos desear un feliz año y que se cumplan sus propósitos más altos. 




lunes, 20 de octubre de 2014

Locución Radio Fórmula


HAGAMOS JUSTICIA da a conocer los hechos más importantes que acontecen día a día en materia de seguridad y las noticias más destacadas para mantener al público informado.

Juan Antonio Jiménez, con sus más de 20 años de experiencia como reportero en Grupo Fórmula, encabeza la locución, comunica y analiza polémicos casos de manera objetiva, directa y dinámica. 

Las periodistas Dafne Barrera y Carolina Lemus, realizan seguimientos de casos relevantes y de interés público.

Juntos conducen este espacio por la 1470 de AM, todos los sábados a partir de las 5 de la tarde donde la opinión más sobresaliente es de los radioescucha.






Juan Antonio Jiménez




Dafne Barrera




Carolina Lemus


EL HOMBRE DEL CORBATÓN

En la Ciudad de México, durante la década de los veinte del siglo pasado, en el gobierno de Álvaro Obregón había un licenciado autodidáctica, de origen español, que se hizo conocido porque ganó un juicio para un desertor del Ejército.

Ese triunfo le causó problemas. Fue tal la molestia que provocó haber ganado, que el propio Presidente intentó expulsarlo del país bajo el pretexto de usurpación de funciones, aunque esta intención no prosperó.

En poco tiempo, el licenciado español, José Menéndez,era conocido por todos y formaba parte de los personajes pintorescos de la Ciudad de México y era ampliamente conocido como El Hombre del Corbatón.

Hombre de naturaleza inquieta, nació en 1876 en Asturias, España. Su carácter le llevó a buscar nuevos horizontes fuera de su tierra; a los 14 años decidió embarcarse a América. Llegó primero a Cuba y después arribó a Villahermosa, lugar donde se ganaba la vida haciendo varios trabajos.

Menéndez no era hombre de un lugar, se embarcó a Veracruz donde trabajó como estibador. Conoció a la gente sencilla, pero su destino no era ese. Su nuevo destino fue la Ciudad de México. Si algo faltaba en su vida era el dinero, así que no le quedó más remedio que dormir en bancas de la Plaza del Dos de Abril, atrás de la avenida Hidalgo.

No era un barrio tranquilo, a unos metros estaba el Salón México, que se caracterizaba por ser un sitio donde se congregaban borrachos y vagos. Entró a trabajar en un despacho de abogados, donde llevaba los documentos a la oficialía de partes y estar al tanto de las diligencias.

Posteriormente, su labor lo llevó a conocer la cárcel de Lecumberri, construida en 1900, por cierto llamada así, porque quien vendió esos terrenos era un español que decía ser Conde de Lecumberri, de ahí el nombre.

Como auxiliar del despacho, debía ir a ver asuntos en el penal que eran de una importancia menor, como rateros de poca monta, sirvientas que robaban a su patrona, pero ahí aprendió que no se castigaba el delito, sino al pobre quien no tenía quien lo representara. Así, supo su verdadera vocación: defender al desvalido.

Hay otra versión que señala que cuando la policía detuvo, por un pleito en la calle de Dolores, a un torerillo amigo suyo. Ese día José Menéndez cayó en cuenta que su mera simpatía y labia  eran suficientes para litigar en el país, de manera que, sin licencia de abogado, empezó a liberar a delincuentes menores, prostitutas, prostitutos, escandalosos en la vía pública y gente del pueblo en desgracia.
Pronto, su figura se hizo parte de los juzgados. Vestido con sombrero, capa negra y una especie de mascada que hacía las veces de corbata, bigote y piocha canosa, se ganó el apodo de “El Hombre del Corbatón”.

Defendía a quien no tenía recursos económicos y en algunas ocasiones ni sabía el motivo de su detención. No cobraba; cuando salían libres sus defendidos hasta les daba dinero para el camión; los agradecidos clientes le recompensaban con gallinas, azúcar, arroz, fruta, lo poco que ellos tuvieran.

En el mundo de políticos y escritores, lo apreciaban y respetaban. En 1924, el entonces inspector de Policía, Pedro J. Alvarado, le obsequió un finísimo bastón con empuñadora de oro, obsequio que llevaba a todas partes.

Tenía la pasión por jugar baraja y en una visita a una casa de juego, le fue robado el bastón. La noticia apareció en los periódicos y a dos días de la pérdida del valioso objeto, le fue devuelto, pero con una nota que decía: “De saber que era de usted, no lo robo. Perdón”.

En una de las anécdotas se señala que en cierta ocasión llegó un joven que recién acababa de obtener su título de Licenciado en Derecho y se presentó con tono burlón ante “El Hombre del Corbatón”, para hacerle mofa de que él no contaba con título profesional y pretendiendo irse inmediatamente, se despide el joven abogado diciéndole sarcásticamente a José Menéndez: “Adiós abogado sin título” a lo que éste le respondió al instante, haciendo alarde de su astucia: “Adiós título sin abogado”.

Su arma principal era alegar la legítima defensa. Esgrimiendo esa argumentación sacó libre hasta al policía que disparó contra el cochero que le dijo una mala razón a pesar de que lo mató cuando el coche iba ya a más de 50 metros de distancia.

Sin embargo, no todos los  casos le fueron favorables a José Menéndez, quien el  28 de junio de 1922, hasta una lágrima se le escapó al conocer lo que había hecho Enrique Camargo, un hombre de 35 años que el mismo Hombre del Corbatón lo había liberado tiempo atrás.

En la madrugada de esa fecho, los habitantes de la vecindad ubicada en el 422 de la calle Cuauhtemotzín,  despertaron por los gritos de terror de un pequeño de tres años de edad. No era la primera vez que su padre lo golpeaba.

Pero en aquella ocasión, al amanecer, el padre y su amante Magdalena Cisneros envolvieron al pequeño, lo llevaron a la casa de la madre  de la mujer y después lo presentaron ante un doctor sin escrúpulos, que por dinero les había extendido un certificado de defunción para el pequeño que supuestamente había muerto de neumonía.

La verdad es que el menor murió debido a los golpes que presentaba en todo el cuerpo, además de que  tenía 20 días de estar enfermo de disentería.
Este fue uno de los pocos casos que perdió José Menéndez, ya que el padre del menor  terminó por recibir una condena de 20 años de prisión.

El 31 de enero de 1959, el español de nacimiento, pero mexicano de corazón, José Menéndez, mejor conocido como el Hombre del Corbatón, falleció. Pobre, como a todos los que en vida defendió.













viernes, 10 de octubre de 2014

Hagamos Justicia cambia de horario

Gracias a todos los radioescucha, su programa "Hagamos Justicia" cambia de horario a partir del sábado 11 de octubre, estaremos al aire por la 1470 de AM en punto de las  5 de la tarde, como siempre, con lo más sobresaliente de la información. 

! Muchas gracias por sintonizar !


domingo, 28 de septiembre de 2014

El Sapo

José Ortiz Muñoz,  era conocido como El Sapo, y fue un asesino que se formó dentro del ejército mexicano.
Según la cuenta del “Sapo”, cuando tenía 45 años de edad, ya había asesinado más de 100 personas, gracias a que según él, fue el propio ejército quien le dio licencia para matar.
Las personas describían a Ortiz Muñoz como chaparro, moreno, de ojos saltones, y usaba patillas, además de que era mal encarado.
Este sujeto usó la mayoría de las veces un machete o un cuchillo, para cometer sus  crímenes.
Cuentan que desde los 10 años, ingreso a la cárcel por haber privado de la vida a una persona y que cuando salió a la edad de 15 años, ya era un consumado delincuente.
Al  no encontrar trabajo, ingreso al ejército mexicano, donde un día cometió el descuido de no saludar a un oficial, razón por la cual recibió una tremenda paliza por parte de varios elementos castrenses. Sin embargo, el Sapo, con todo el odio que tenía, días después buscó y encaró al oficial y tras discutir con él, con una daga lo mató.
Por este crimen, el “Sapo”, fue sentenciado a morir fusilado, pero causas que hasta la fecha se desconocen y de una manera misteriosa, le conceden el perdón y con ello, pudo salvar su vida.
Ahora bien, para el ejército, “el Sapo” era más valioso vivo que muerto, ya que en esas épocas, ésta era la clase de hombres que necesita el ejército, desde entonces el “sapo” gozaría de una licencia para matar.
Según su propio dicho, en 1938, el “Sapo”, se convirtió en cazador de cedillistas, matándolos a su gusto, pero según él eso no se compara al gusto que sintió cuando acribilló a anarquistas. Se dice que en una entrevista que dio “El Sapo”, éste relataba que nunca sintió tanto placer y vuelo matando como cuando ametralló a los anarquistas en León, Guanajuato, y hasta decía que ese día la sangre lo salpicó.
Fueron 27 personas incluyendo mujeres jóvenes que cayeron en ese enero de 1946, de los cuales varios ni siquiera eran  anarquistas. Su crimen fue protestar contra el gobierno municipal impuesto por los caciques políticos.
Medios de la época no creían que las fuerzas armadas le hayan dado la autorización para matar, como el mismo Sapo pregonaba, ya que decían que  el que es malo, ya no necesita nada más para ser un delincuente.
Después de tantos crímenes, José Ortiz Muñoz fue detenido y encarcelado en el Palacio Negro de Lecumberri, por la época que estuvieron otros criminales, como Goyo Cárdenas e Higinio Sobera de la Flor, del cual se decía le tenía miedo al Sapo.
Ni aún estando en prisión, el Sapo se detuvo de cometer crímenes y se dice que a puros golpes continuó matando gente, por lo que las autoridades determinaron enviarlo directamente a las Islas Marías.
Se sabe que estando en las Islas Marías, el “Sapo”, no fue muy querido, ya que según los internos, este desarrollaba labores de “Oreja”, es decir contaba todo lo que escuchaba de los presos a las autoridades del penal.
Pese a ello,  sólo era apreciado por el sacerdote Juan Manuel Martínez, conocido como el famoso “padre trampitas”, quien lo aconsejó que dejara de matar y que mejor formara una familia.
Ante esto, el “Sapo”, juró portarse bien y  ya no matar a nadie, por lo que  arrojó sus armas al mar. Para su mala fortuna y al saber que ya estaba desarmado, ese mismo día 2 reos lo retaron con tremendos machetes y no tenía con que defenderse.
Sus contrincantes, de un solo tajo le cortaron el cuello, con lo que murió de manera inmediata.
El Sapo fue velado en la Iglesia de la isla, por su mujer Magdalena y el padre trampitas, quien al otro día  también fue velado y enterrado cerca de la tumba del “Sapo”,
Hasta la fecha, estas dos tumbas aún se encuentran en el cementerio de las Islas Marías.
Nadie sabe nada de dónde nació el Sapo, ni los nombres de sus padres o si tenía más hermanos, lo que si conocemos es que es de los primeros delincuentes quie tenían su corrido que dice así:
A mí me apodan el Sapo por prieto, feo y matón
99 cabezas las he mandado al panteón
Aquí en las Islas Marías todo el mundo me respeta
Puede que sea por horror que les causa mi careta
Aquel que pelea conmigo siempre la vida le cuesta
El sacerdote de aquí se hizo mi más fiel amigo
Me dijo Sapo estás mal, ya salte de esa camino
Que Dios siempre perdona cuando nos arrepentimos
Me hizo jurar ante Cristo jamás volver a matar

y no pienso defraudarlo al crimen no volveré

Aquel  machete manchado al mar ya fui y lo tiré

Aquella mañana el Sapo venía contento

Le gritan dos criminales de aquel monte tan espeso

Con sus machetes filosos le volaron el pescuezo

Lo velaron en la iglesia el cura empezó estar malo

Otro día por la mañana también lo estaban velando

Antes de morir les dijo que me entierren con el Sapo

Se encuentran dos tumbas juntas la del cura y la del Sapo

Se fue a llevárselo a Dios como cualquier  abogado
A un lado de su cliente como cuando están en el juzgado

Esta es la historia de José Ortiz Muñoz, quien al igual que en otros muchos casos, y pese a que se le acusaba de haber matado a más de cien personas, sólo fue procesado por un solo homicidio y enviado a las Islas Marías por otro asesinato más, por lo que nadie a ciencia cierta sabe cuántas personas en realidad mató.



viernes, 5 de septiembre de 2014

INTERPOL FELICITA A MEXICO POR SU LUCHA CONTRA LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES


En el marco de la clausura de la Asamblea contra el Crimen Organizado en América Latina, la Interpol reconoció los logros obtenidos por el gobierno mexicano en los últimos dos años en el combate a las organizaciones criminales, mismas que actualmente se encuentran reducidas en cuanto a su capacidad de operación y en su influencia a nivel internacional, quedó de manifiesto.

Marcos Antonio Vásquez Mesa, miembro del Comité Ejecutivo de Interpol por América al dar lectura a las conclusiones de la Asamblea, indicó que los países miembros de la Organización Internacional de Policía Criminal del continente americano trabajan intensamente en la detección de los líderes, y que se redoblan esfuerzos para reducir, disminuir y desmantelar las estructuras criminales.

Además, dijo que se trabaja en el desarrollo de acciones para el aseguramiento y decomiso de bienes muebles, inmuebles y recursos financieros de la delincuencia y reconoció los esfuerzos de los gobiernos de México y Colombia en materia de  combate a los grupos de delincuencia organizada.

Por su parte Tomás Zerón de Lucio, Director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República, luego de asegurar que existe la voluntad de 190 países que integran Interpol, para que las fronteras no sean un impedimento, sino un argumento “que nos permita crear un frente común”, sentenció que los grupos delictivos “que enfrentamos, ninguno de ellos, nadie, es más fuerte que el Estado”.

El director en Jefe de la AIC, precisó que debemos ir siempre un paso adelante, no solamente con tecnologías e intercambio de información, sino con la formación de nuevos mandos para enfrentar el fenómeno delictivo. 

De igual manera, reconoció que ningún país puede enfrentar estos retos por sí solo, por lo que instó a seguir compartiendo información, labores de inteligencia, capacitación, entrenamiento y tecnologías. “No podemos centrarnos  únicamente en los temas de coyuntura, necesitamos insumos que permitan planear las estrategias desde un plano general y a largo plazo”, subrayó.